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Por qué el coche diésel aún no ha muerto y tiene recorrido por delante

El coche diésel ha sufrido un gran retroceso en las ventas de vehículos. El etiquetado de la DGT en el que claramente se ha discriminado a favor del coche de gasolina (éstos merecen etiqueta B si están matriculados a partir del año 2000 mientras que los diésel no la merecen si están matriculados antes del 2006), las restricciones a la movilidad que ya han llegado al centro de las ciudades (Madrid y Barcelona) y que se espera que lleguen en los próximos meses y años, rumores sobre el aumento de los precios del combustible y de los impuestos de matriculación y circulación y mucha desinformación han conseguido que los vehículos diésel hayan sufrido un importante descenso en las ventas de coches.

Mientras que hace unos años eran los auténticos protagonistas del mercado, con ventas que en 2009 llegaron a alcanzar el 73 por ciento de las operaciones según Anfac, el diésel ha ido perdiendo protagonismo en los últimos tiempos, especialmente desde 2018 y alcanzando el pasado mes de junio una cuota de las ventas del 29,4 por ciento.

Es sencillo, España es un país donde hay un gran movimiento entre los vehículos de ocasión. De hecho, ha tenido que llegar el coronavirus para que este canal de venta registre el primer descenso desde 2013. Desde entonces, la venta de vehículos de ocasión ha experimentado un crecimiento continuo y sostenido.

Tal y como señalan desde Ganvam, el último registro de junio demuestra que en el mercado de ocasión se vendieron un 59,5 por ciento de automóviles diésel, frente al 38,3 por ciento de coches de gasolina. Esto se explica por varias razones.

En primer lugar, no podemos olvidar que ha existido un cierto trasvase de propietarios de un coche diésel que han optado por pasarse a la gasolina pese a que el coche apenas tenía unos pocos años de uso. Bien por desinformación o por cubrirse las espaldas ante futuras restricciones, la oferta del diésel en el mercado de ocasión ha crecido con un buen número de coches que se suman a aquellos que ya tienen más de diez años. Éstos, en su gran mayoría, son vehículos movidos por gasóleo, pues como leíamos más arriba, siete de cada 10 coches comprados en 2009 utilizaban esta tecnología.

Es decir, el stock disponible de este combustible se ha disparado y está esperando la compra de aquellas personas que, por su situación económica, no pueden permitirse pagar un coche nuevo. Tanto es así que la mayor parte de las transacciones en el mercado de segunda mano están protagonizadas por coches de más de 10 años. En estos casos, la gran mayoría de los compradores prefieren optar por comprar un vehículo asequible e ir adaptándose a las nuevas regulaciones, pues su economía no les permite mirar al futuro.

A todo esto, se suma que, de momento, el precio del diésel sigue siendo más económico que el de la gasolina. Un doble ahorro para aquellos que no pueden permitirse un coche nuevo pues, aunque un vehículo moderno consuma menos, a igualdad de precio en la oferta de coches de segunda mano es más sencillo que opten por una tecnología de consumos más frugales y precio más contenido.

Fuente: autopista.es // 05.07.2020